lunes, 8 de marzo de 2010

C. THIEBAUT: LA MAL LLAMADA LA POSMODERNIDAD

Entre los años 60 y 80 del siglo XX surge una conciencia novedosa, una sensibilidad epocal de los límites de moderno: el posmodernismo. Este se abanderó como programa descriptivo de las diversas y múltiples manifestaciones culturales que podían existir ante lo caduco e inviable del programa modernista, y aunque tuvo una amplia difusión mediática, ha resultado ser un torpe instrumento para el análisis cultural por su extenso debate e innumerables autocorrecciones. De ahí que esta nueva ideología se haya reducido en los años 90 a una “etiqueta de mercado”, de la que se ha hecho uso según los intereses, y de la que no se ha logrado aún establecer una definición teórica concreta ante la dificultad de unificar sus críticas y teorías.
El modernismo se define así mismo como “el relato de un progreso coherentemente articulado” de la producción cultural, que nace de la reflexión y que se desarrolla en una sola dirección. Sin embargo, hay que destacar que éste no estaba exento de conflictos y diferencias internos, que se han ido adaptando a su propio proceso histórico, y que ha ido reconstruyéndose en su avance solucionando propuestas anteriores, apoyándose en esa reflexividad y haciendo que ese relato se concibiera activo y creativo a la vez que muy presente.
Por tanto, el posmodernismo toma conciencia de los límites del modernismo cuando descubre que el canon modernista (relato y autoimagen) no se corresponde con su ideario o principios; aunque destaca lo positivo de esta irregular linealidad, surgida ante la complejidad moderna, afirmando la eficacia de sus postulados teóricos y de actuación generados, acertados o no, lo que le lleva a entender el modernismo como un proceso inacabado alejándose de ese sentencialismo con el que se autoproclamó.

1. Características de la sociedad posmoderna y su pluralidad.

Los posmodernistas analizan el lugar de la cultura en las sociedades postindustriales y llegan a la conclusión de que los métodos para su conocimiento y diferenciación utilizados en el modernismo ya no son válidos.
Según el modernismo, en las complejas sociedades modernas existía una diversidad de lógicas que abarcaban aspectos culturales, normativos y de conocimiento que daban lugar a prácticas sociales autónomas y diferentes que convivían equilibradamente y con las que se justificaba la acción humana. Esto llevó al desarrollo de teorías que influyeron fundamentalmente en lo moral y en lo estético. El posmodernismo entiende que esa diversidad es ambigua, que no se sostiene: el sentido de la acción humana y de sus procesos sociales no se puede limitar a una lógica en concreto, sino que debe permanecer desvinculada e independiente. Aunque este hecho puede facilitar que estas lógicas, al ser autónomas, puedan apoderarse de ese sentido, el posmodernismo lo resuelve proponiendo una estetización de esta dimensión (de la acción humana), es decir, privilegia la dimensión estética frente a las otras lógicas morales.
Todo esto dará lugar a dos líneas de reflexión: la que aboga por la importancia de los rasgos individualistas y estéticos de esas acciones (el individuo es el que aporta sentido, retomándose la herencia del subjetivismo modernista. Ej. Cultura anglosajona: crítica literaria = críticas desconstruccionistas); y la que se centra en la influencia de los cambios sociológicos, tecnológicos e informáticos en la cultura provocados por el avance de las sociedades desarrolladas (estudios franceses: Jean-François Lyotard = la sociedad contemporánea ya no se puede analizar desde metarrelatos incuestionables y sentencialistas, sino que la liberación en el saber, más organizado e informativo, da lugar a formas de subjetividad cada vez más libres./ EE.UU. : Charles Jencks).

Esta nueva conciencia basada en las diferencias de todo orden de la sociedad y de las individualidades culturales no contemplados en el modernismo racional y liberal tendrán una gran importancia en el posmodernismo; aunque hay que destacar que olvidarán otras realidades no menos importantes también presentes que podrían poner en duda ese nuevo carácter reflexivo: las desigualdades, discriminaciones o dependencias políticas, morales y económicas.

2. Pluralidad de formas de manifestación y de significación en contraposición al modelo modernista.

Este análisis de la cultura que hace el posmodernismo tuvo un referente en el romanticismo, que surgió como una exacerbación al programa racionalista de la ilustración que defendía la creación subjetiva y el significado contextual de sus elementos.
Ahora, el lenguaje, o mejor dicho los lenguajes, adquieren una gran relevancia al igual que la materialidad histórica de los pueblos y sus tradiciones: la construcción de la razón y el conocimiento sólo podía plantearse desde un análisis del lenguaje formal y su contexto. Por tanto, se pasa del universalismo al contextualismo, al pluralismo y a las diferentes formas de expresión, así como a la atención del producto resultante de las mismas.
Sin embargo, el interés por las diferencias y el acercamiento a otras culturas determinaron las políticas culturales de final del siglo XX, en las que categorías como la libertad, la igualdad y la solidaridad sólo son comprensibles desde procesos de diferenciación, particularismo y contextualización. Aunque esto no resultó una clara aportación del programa posmoderno (Crítica del juicio de Kant en la obra de Lyotard), si lo fueron otras versiones (artísticas) que entendían el significado como un resultado ya dado en la obra, como ya hemos visto, y donde de nuevo se producía una revuelta contra el sujeto.

3. Crítica filosófica unida a la desaparición del sujeto como centro de los procesos sociales, cognitivos y artísticos del modernismo.

Como ya se ha mencionado, la reivindicación del sujeto y la importancia de la subjetividad en todos los ámbitos de la cultura en el romanticismo tiene sus días contados en el s. XX. Y ello lo atestiguan la diversidad de autores y teorías que surgieron, entre las que destacan la de Michel Foucault, Las palabras y las cosas, que profetiza el fin del sujeto, de la subjetividad y de la individualidad como una invención arcaica de nuestro pensamiento.
Desde la tradición analítica anglosajona, destaca Richard Rorty, que se opone a la tradición filosófica occidental (donde se entienden los procesos de conocimiento y acción desde una visión universalista y trascendental), y que propone la crítica literaria como centro de la crítica cultural y desde la que se revisa y rechaza el canon moderno (“discurso educador de la literatura”).
En este sentido la obra de Paul de Man es muy significativa al formular un rechazo a la noción de subjetividad y de creación de obras literarias: al eliminar la subjetividad, se elimina la intencionalidad de los textos, lo que da lugar a la libertad de interpretaciones.
Jacques Derrida continúa en este sentido de manera más contundente con su programa desconstruccionista en el que defiende el privilegio de la palabra hablada frente a la escritura.

4. crítica a la idea de progreso del canon modernista o colapso de la historia misma ante el avance del progreso, lo que la convierte en referente para entender el presente.

En el modernismo la idea de progreso daba lugar a una conciencia histórica de los hechos (entendiéndose éstos como universales e intencionados y ordenados en el tiempo adquiriendo significado: originalidad de cada momento temporal = proceso de aprendizaje); sin embargo, el desvanecimiento del programa modernista por el posmodernismo hace que no tenga sentido ese progreso; por lo que el pasado ahora se convierte en el referente para la interpretación de las prácticas culturales del presente y en el presente y los diferentes momentos en que se suceden las manifestaciones culturales ya no son motivo para definir una conciencia histórica.
Sin embargo, y paradójicamente, esas interpretaciones no están exentas de la individualidad y creatividad de cada acción, a pesar de que se siguen reglas anteriores y contemporáneas para evitar esa secuencialización temporal, lo que hace que se redefina el sentido del presente (como se puede ver en las teorías de la arquitectura posmodernas, en las que se produce un regreso al ornamento y a planteamientos coloristas, así como a nuevas concepciones del espacio como la monumentalidad frente a la funcionalidad). Por tanto, no se puede obviar que la originalidad presente en cada momento de esas acciones ayude a crear una determinada temporalidad.
Por tanto, el presente, entendido por el posmodernismo como “horizonte absoluto de interpretación” tendría que eliminar ese presentismo de la historia y su gesto de crítica al modernismo.

Como hemos visto, el posmodernismo es un gesto de rechazo al modernismo, es una crítica a sus principios. Sin embargo no se define a sí mismo como una respuesta a lo anterior. Es decir, esa continua crítica al modernismo, e incluso esa autocrítica que llega a hacerse el propio posmodernismo, al igual que le sucedió al modernismo, hace que sea la única defensa de este movimiento ante la falta de teorías sólidas.
Aunque el posmodernismo asumió las numerosas paradojas en las que se movía el modernismo y las analizó en discursos más explícitos, irónicos y sentencialistas, estos no estaban exentos de revisión ante otros emergentes (con continuos regresos al pasado aún en la actualidad); por lo que no eran base suficiente para exigirle al posmodernismo que ideara un sistema de principios que lo englobara.
El posmodernismo, por tanto, se convierte en una paradoja en sí ante la ambigüedad de los discursos posmodernistas contemporáneos.

1 comentario:

Carlos Escaño dijo...

El problema fundamental es cómo encaja esto en la educación. Te traslado algunas dudas en continua revisión: ¿de qué manera buscamos el sentido en una tierra de incertidumbres?¿Cómo afecta a nuestra práctica cotidiana en un aula (y fuera de ella)?¿De qué manera podemos posicionarnos ante un mundo en perpetuo cambio?¿Cómo podemos solcionar problemas que no están totalmente definidos en su enunciado? ¿Cómo responde el educador artístico -como persona, como sujeto de carne y hueso- que se ubica diariamente en un espacio de enseñanza y aprendizaje con 15,20,30 alumnos?