miércoles, 17 de marzo de 2010

LA POSMODERNIDAD (trabajo realizado con Yolanda Suárez)

La posmodernidad no nace de la noche a la mañana sino que es precedida por la modernidad con la que aún cohabita. Surge como respuesta a una descreencia generalizada de todo lo anterior, de la verdad científica anterior, de la razón absoluta anterior, de la verdad universal anterior,...
Se trata de un periodo de convulsiones generales, de procesos de cambio en todos los aspectos en el que el posmodernismo viene a romper con las creencias que existían en la modernidad donde el pensamiento industrial, científico, técnico y universal trataba de dar una respuesta global y válida a la satisfacción del hombre.

Se rompe con la verdad universal de modo que cada sujeto es dueño y señor de su propia verdad. Se rompe también con el metarrelato, con las grandes verdades de modo que se da vía libre a los pequeños relatos (Lyotard) sin embargo el hecho en sí de proclamar el derrumbe de los metarrelatos constituye un metarrelato en sí.

Un aspecto fundamental de la instauración de la posmodernidad es el auge imparable y extremadamente veloz de las nuevas tecnologías centradas en los mass media que consiguen que habitemos en una aldea global donde toda (o casi toda) la información está al alcance (en principio) de todos.
Los medios de comunicación rigen el conocimiento del mundo y nos muestran una realidad mediatizada y ficticia, nos ofrecen una representación de la realidad. Sin embargo en esta época en la que todo es cuestionable, incluso esas representaciones de la realidad, de nuestra realidad son puestas en duda incluso si están dotadas de un hiperrealismo tal que en ocasiones nos conduce a alejarnos más de ella y a considerarla como algo externo a nosotros.
Son los medios los promotores y constructores de la realidad en la que vivimos y somos nosotros quienes firmamos los planos de construcción dando nuestro consentimiento al proyecto arquitectónico que los medios nos ofrecen.

En esos planos tiene un lugar destacado la sociedad del espectáculo. Se trata de llamar la atención, de ser distinto, de impactar, convulsionar, destacar, sobresalir, en definitiva de ser único, lo que constituye una fragmentación del individuo propia de la posmodernidad.

Lo primero que se vino a la mente al oír posmodernidad fue "anything goes". En las obras se mezclan distintas épocas, distintos discursos, distintas formas, se hacen combinaciones de todo, se prueba con todo.

La posmodernidad como ya hiciera su predecesora, la modernidad, se manifiesta en todos los aspectos y ámbitos de la sociedad incluido el educativo. La sociedad moderna rinde culto a la autonomía de la razón lo cual carga a la educación de significación y dinamismo. En la época posmoderna la educación debe fomentar el espíritu crítico de los alumnos, debe desarrollar un currículo más plural y diverso a la vez que flexible y adaptable a las circunstancias cambiantes del aula y del alumnado.
El profesor debe formarse continuamente para no quedar obsoleto tanto en el uso de las nuevas tecnologías, pieza fundamental en el tablero educativo posmoderno, como en técnicas de enseñanza y empatía con el alumnado. Debe ser un guía, un referente.
Debe utilizar los medios y las nuevas tecnologías para conseguir en los alumnos un desarrollo tanto personal como intelectual no sólo a través de la enseñanza artística sino en cualquier disciplina. El docente debe, por tanto, ser un intérprete de la realidad que guíe a sus alumnos para que sean capaces de construir su propio conocimiento así se apropiarán de él, lo harán suyo, lo rodearán de sus propias experiencias, lo asociarán con sus conocimientos previos y lo dejarán fijado en su mente ( de vueltas con el aprendizaje constructivista).

Por otro lado hay que señalar otro aspecto característico del posmodernismo. El arte occidental deja de ser el referente principal y único; a través de la multiculturalidad e interdisciplinaridad que fomenta la posmodernidad y que está presente en las aulas actuales, se toman en consideración otras formas artísticas de otras culturas que pueden ser tan válidas como las estudiadas hasta la década de los noventa.

Tanto en el aula como fuera de ella, entre todos, se fomenta la cultura de la sospecha. No nos creemos nada, y esto también puede ser provocado por los medios. Nos muestran imágenes, representaciones que vemos a través de una pantalla que nos pueden impactar en mayor o menor grado pero que no dejan de ser una representación; en realidad, no es "real" por tanto es susceptible de ser puesta en duda.

Nuestro contexto está mediado por la imagen por tanto debe ser tratado como eje central de la enseñanza artística, considerando también el superdesarrollo tecnológico que caracteriza la época actual.

Existe una lista de términos relacionados con la posmodernidad como tiempos líquidos, violencia cibernética, descreencias, muerte del arte, etc. que no dejan lugar a dudas y constatan que los medios de comunicación, nuevas tecnologías, la información al alcance de todos, la validez de la verdad de cada uno, etc. son las ramas del árbol posmodernista.

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